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Brenda Guadalupe Alvarez, 16 años, Buenos Aires, Argentina. Y podría seguir dando datos así pero se que mi nombre, edad y el lugar en el que vivo todos los días no tienen de mayor importancia cuando se trata de blogs, textos, y cosas que siento. Suelo ser muy tierna pero poco demostrativa, me gusta escribir y dudo que algún día deje de gustarme. Tengo 5 hermanos, todos mas chicos que yo, mi mamá esta en España hace mas de 3 años, nos comunicamos muy de vez en cuando y surgieron problemas y por eso no vuelve aún, usualmente me puedo sentir una madre en mi casa pero a menudo también siento ser una rebelde que lo único que quiere es irse de su hogar. Es difícil equilibrar este tipo de cosas sin una figura maternal todos los días de la semana pero es lo que me toco, y... como a mi me sucede esto, otros pueden tolerar hechos/problemas peores, o no. Pero si hay algo que se es que con todos mis problemas y mas, puedo hacer mis días perfectos igual, si quiero. Hay mas de mi, claro, pero eso se va a reflejar en mis entradas. ¡Gracias por seguir mi blog!

domingo, 18 de diciembre de 2011

Así Aladino aprendió que los deseos por mas inalcanzables o descabellados que parezcan hay que animarse a intentarlos, arriesgarse a la aventura de dar el primer paso. Y una vez que damos ese primer paso, y aunque la lucha resulte despareja, siempre hay que seguir adelante. No hay que rendirse, como Aladino, cuyo sueño de casarse con la princesa y ser príncipe era un sueño imposible, sin embargo, cuando la llevó a ver el mágico mundo en su alfombra mágica, supo que había hecho bien en dejarse guiar por sus deseos. Porque los deseos muchas veces son buenos guías, nos muestran el lugar hacia donde partir. Como así también, a veces los deseos nos muestran el lugar al que hay que volver. Y como Aladino, cuando volvió al palacio, aprendió que a veces el secreto no es vivir deseando lo que no se tiene, sino querer lo que se tiene. Y una cosa hay que aprender: nuestros deseos no siempre van a cumplirse ya, aquí y ahora. Es parte de la vida aceptar que nuestros deseos no siempre son órdenes para un genio bueno. A veces otros deseos ajenos son los que ordenan nuestra vida, pero lo que nos enseña la historia de Aladino es que el genio que si puede escucharnos siempre no está en ninguna lámpara maravillosa, sino dentro de nosotros mismos. Dentro nuestro hay un genio poderoso que puede cumplir nuestros sueños. Ese genio espera nuestras órdenes y quiere cumplir nuestros deseos.

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